jueves, 14 de julio de 2011

El placer morboso de que te digan que NO.

Es impresionante lo que puedes oír cuando estás sentada en cualquier lugar leyendo un libro (o pretendiéndolo) y oyes a un montón de mujeres conversar sobre HOMBRES.  Quizás la habilidad viene a mí desde mis clases de interpretación en la Universidad Central.  De alguna forma terminas por escuchar y leer al mismo tiempo y con la misma agilidad; ahora en mis clases de diseño, he terminado por darme cuenta de que soy "Una Diseñadora Intérprete" y a veces cuando el dilecto reguetonero se manifiesta, pues "Una Diseñadora Traductora de Español".

Era la prueba de modelos para el próximo desfile.  Ahí estaba yo rogando porque no me dejaran esperando como "a novia de pueblo",  y libro en mano,  me dedicaba a aprender ciertas técnicas para meditar mejor.  Lo que estaba leyendo tenía que ver con "posturas" y lo que estaba escuchando con una de mis orejas era también sobre "posturas"... "La postura que se tiene cuando te dicen que NO".

¿A quién no le ha pasado que cuando alguien que te gusta te dice que no, lo quieres más rápido y con más intensidad?... ¿A quién no le ha pasado que cuando debes abstenerte de sexo, carne, leche, o chocolate, pues lo anhelas y deseas más?... ¡es de hecho como si te carcomiera por dentro!, ¡como si en algún momento las acciones subieron y es TOOODO en lo que piensas!...

Eso se debe a la palabrita que tanto odiamos y amamos: "NO".  Ya antes creo que había comentado algo sobre esto. Sin embargo, no dejo de pensar en todo lo que oí, percibí y reflexioné al respecto.  Así que les contaré.

Éramos un montón de mujeres, y quizás 1, 2 ó 3 hombres que también pueden considerarse en parte mujeres porque su definición sexual así se los permite.  Una de las mujeres de veinte y tantos estaba diciendo lo mucho que se moría "por uno de los modelos".  Como una reunión de cotorras y pericas, estaban sentadas todas por aquí y por allá desvistiendo a los pobres seres en más de una forma.  No solo se trataba de lo bien que estaban o de lo bien que lucían; la conversación arrojaba todo tipo de críticas crueles que más de una podía desarrollar en un buen libro.

Hubo un momento en que escuché a 2 de ellas hablar como si lo hicieran en privado.  En ese momento yo era un cero a la izquierda que leía un libro que para nada llamaba la atención de nadie allí.  Una de las mujeres (también de veinte y tantos) le decía a la otra que ya no sabía qué hacer.  Evidentemente estaba desesperada porque ya no tenía artimañas para llamar la atención de "su amado especimen sapo de sus sueños".  Cuando él venía a probarse la ropa, ella quería lucir perfecta y pasaba horas escogiendo la falda y el short perfecto que ponerse; el brillo de labios y ensayando la actitud de "mírame, aquí estoy yo".

Le contaba a la otra rana que como veía que él era educado y mostraba cierto interés, ella quería su PIN, su número de teléfono, su correo electrónico, su número de zapatos, su twitter, su messenger y su TODO.  Ya saben ustedes cómo nos ponemos de intensas las mujeres cuando estamos obsesionadas con algo y con alguien.  Ella esperó durante mucho tiempo que él tomara la iniciativa para pedirle a ella esos mismos datos o al menos uno de ellos... ¡pero nada!, el sapo modelo era lindo, quizás algo inteligente y simpático... pero jamás tomó la iniciativa...

... Y como mujer que se respete y asuma el estado de liberación que hemos adoptado desde los años 50, pues se atrevió y ella le pidió el PIN a él.  (Volteé un momento para verle la cara de reojo a la pobre muchacha).  Su expresión era de completa frustración y por eso supe que no mentía.  De hecho, en ése momento me solidaricé tanto con ella,  que de alguna forma casi  le digo algo para consolarla.

¿Qué pasó con el sapo modelo?... pues dudó. No le dió el bendito número inmediatamente como suele pasar en esta sociedad moderna en donde todos asumen roles, y mientras más rápido mejor, porque acumulas más y más.  El tipo se dió el postín de decirle que... "bueno, está bien, anótame el tuyo aquí..." ...(para morirse, pues).

La pobre rana seguía haciendo chistes malosos,  pero en búsqueda de señales.  El sapo modelo no parecía gay, (no era el más bello de todos los sapos modelos que estaban en la prueba según mi ojo crítico), pero parecía tener "un no sé qué" que de alguna forma te alborotaba las hormonas.  Sin embargo, yo como quien no quiere la cosa, seguía escuchando atentamente el cuento, no tanto por chisme que realmente me sabe a pepinos, sino porque pensé para mis adentros... ¿Ésta fuí yo alguna vez?...

Debo aclarar que en medio de la conversa, el sapo modelo llegó y se sentó en las sillas del frente de las mujeres.  Así que ellas hablaban bajo mientras él estaba sentado justo allí y yo no sabía si reírme, leer mi libro en serio o pararme.  De alguna forma me quedé enganchada con la historia porque creo que de alguna forma ésa que hablaba fuí yo alguna vez... "la pobre idiota que ya no sabía qué hacer para que el bendito sapo entrara por el carril"...

Entre otras cosas supe que ella intentó escribirle varios días después a través del celular.  Cosas precarias y triviales con la ilusión de que el tipo se interesara, pero nada.  La pregunta del millón que usted querido lector o querida lectora se debe estar haciendo es si había posibilidades de que fuera gay.  Honestamente, no lo creo, pero es difícil saber a estas alturas, cuando lo "GAY" está IN y lo "STRAIGHT"  está OUT.

He decidido reflexionar al respecto, quizás motivada por la pregunta que me hago constantemente: ¿Cuando me dicen NO, estoy más motivada a buscar el SI?... (no responderé esto, no sean chismosos).

He escuchado mil veces cuentos de mis amigas brujas que me hacen pensar que de alguna manera todas somos masoquistas.  Si bien mi Generación C era de la generación sufrida, creo que la generación actual de entre los 20 y los 30, es la generación de las masoquistas.  Ellas realmente aman el hecho de no ser tomadas en cuenta e insisten e insisten.

Es bien cierto que la sensación de "vamos a hacerlo cueste lo que cueste" es muy poderosa cuando te encuentras con una pared que diga "NO".  Es como si de repente,  nos creemos heroínas de una película de superhéroes en donde debemos afrontar la negativa y hacer de tripas corazones para poder salir airosas y victoriosas.  Es como si de repente,  necesitamos ése "no" para mover nuestros traseros y lanzarnos en la aventura más gratificante de nuestras vidas.... "te dicen que "no" e inmediatamente ya estás con las mallas puestas y la tiara, buscándole las 5 patas a los gatos"...

Entienda algo querida bruja... a pesar de que han pasado los años y usted posiblemente no piense como yo, a veces un NO, significa realmente NO.  Es cierto que la sociedad moderna en la que vivimos usted y yo nos ha vendido la idea de que decir NO es solo un artilugio para llamar su atención y hacer que usted venga a buscar lo contrario, pero piénselo bien... ¿no es usted afortunada por saber de antemano que es "NO" y así pueda ir a pasear a sus ovejas a campos más verdes y con mejor pajita?...  ¡piénselo sinceramente!... (aunque sea un segundo).

Lo que pasa con este sapo modelo es muy sencillo y hoy he terminado de comprenderlo: "NO ESTÁ INTERESADO EN USTED", ¡carajo!...

A los golpes y con mil caídas he aprendido,  que cuando un hombre está INTERESADO y tiene el cartel de su taxi amarillo encendido, pues moverá cielo y tierra por conseguirla a USTED... así tenga que llevar el taxi hasta charcos lejanos... Si no... ¡míreme a mi!... que mi pobre sapo viajó y viajó para soportar mis desprecios, necedades, pesadeces y sandeces hasta que me dí cuenta de que el pobre "era el indicado".  Y eso no pasa de moda querida rana princesa... eso está tan actual como hace 15 años... (piense en eso otro segundo).

Yo a usted no la conozco a profundidad para saber si usted es de las "ranas neuróticas" o no, pero me atrevo a decirle algo... Usted es una pricnesa linda que estudia en un mundo en donde los HOMBRES mientras más gay y exóticos,  tienen más chance de triunfar que una que se parte el lomo diseñando y confeccionando perfectamente.  Usted se ve que proviene de una buena familia con cierto grado de cultura codiciado.  Usted es linda, preciosa y con buen gusto.  Ya no persiga más a sapos desinteresados y encima modelos que tienen esa mirada como si usted no está a su altura porque ellos "son modelos" y usted no.  Modelos o no, siempre hay más sapos en los charcos de la vida. 

Créame que si usted es del tipo que le gustan los "prototipos sapos bellos en extremo", pues el instituto sigue contratando una y otra vez a más especímenes a quien echarles un ojo.  No se desanime y no sea necia... Este taxi no era para usted, pero en un mundo tan sobrepoblado y con la gasolina barata, usted conseguirá el taxi que la lleve a donde quiera... ¡CLARO QUE SI!...

miércoles, 13 de julio de 2011

... y algunos amores son como PARIS! (primera parte).

Tenía que hacer algo para animarme.  Sabía que algo me hacía falta y no lograba dar con lo que era.  Hoy me he levantado con la secuela de mi horrible "gripe número 3 en un mes", y ya era hora de TOMAR EL TORO POR LOS CACHOS.  Inmediatamente que prendí la computadora lo supe... extrañaba mi blog y a mis amigos ranas y sapos de charcos diversos.  Aquí estoy, y en la cabeza hay mil historias dándome vueltas.  Sin embargo he decidido empezar con  PARIS.  Bienvenidos otra vez.

Ayer venía manejando en una cola interminable a las 2 de la tarde por la Cota Mil.  Escuchaba la radio porque me pareció que escuchar un poco las locuras de los demás, aliviarían mis ganas de ir corriendo a meterme en la cama a deprimirme como neurótica por no tener todas las tareas del instituto listas, y ninguna emoción por hacerlas tampoco.  Y allí surgió, mi tema de hoy... "cuando las primeras vistas no son tan buenas"...

Era un programa de entrevistas y hablaban entre otras cosas de cuando quieres causar una buena impresión y de repente ¡zaz!... pasó todo lo contrario.  O peor aún... cuando conoces a alguien que te ha sido vendido como "algo fabuloso" y de repente en la primera cita, quieres salir huyendo a la derecha...

Así fue Paris la primera vez, y quiero explicarles por qué.  La primera vez que fuí a Paris, por supuesto yo estaba MUY EMOCIONADA.  Escribirlo en mayúsculas no da el sentido de "LO EMOCIONADA EXTREMA" que podía sentirme, así que tendrán que hacer uso en sus cabezotas, de la imaginación que Dios les dió y buscar en lo recóndido de sus mentes lo que a ustedes les parezca "lo más grande" y multiplicarlo a la 10ma potencia.  Creo que aún así, no puedo decirles lo emocionada y dichosa que estaba... ¡carajo! ¡hablamos de Paris!....

Estábamos en Madrid y mi esposo decidió llevarme a Paris una semana para hacer un viaje de enamorados.  Por supuesto, habíamos soñado con esto desde hace mucho y nunca habíamos contado con el dinero neto para lanzarnos a la aventura de "vivir el sueño parisino como ricos y famosos".  Por fin tuvimos el presupuesto, nos fuimos solos sin las niñas y con euros para paseos, comidas en restaurantes lujosos y compritas nerviosas típicas de mujeres diseñadoras.  Yo no cabía de la emoción en el puto avión.  Ya quería que mi pasaporte tuviera el sello correspondiente.

Estando en Madrid como les decía, decidimos mi esposo y yo que nada de agarrar un avión de esos de línea económica, como EASY-JET o NYANMAR que cuestan "real y medio" y a quienes solo los extranjeros turistas osados" toman vuelos a diestra y siniestra mientras van pensando si alguna vez le cambiaron las tuercas a las ruedas de aterrizaje,  entre otras cosas.  Nosotros viajaríamos en "la aerolínea" y llegaríamos frescos y dichosos de nuestro vuelo de casi 2 horas directamente al Aeropuerto de Orly.  Hasta el nombre del aeropuerto sonada demasiado CHIC para ser cierto.  Ya sentaditos en nuestro avión y amarrándonos el cinturón comenzó la aventura de LLEGAR A PARIS PARA ENAMORARSE.  Solo llevábamos maletas de mano, en donde después de una selección de piezas "clave",  tratamos de meter lo más posible y buscar la forma de traernos de regreso los regalos y compras acostumbradas. 

Usted pensará... ¿Es que en 2 maletas medianas de "carry-on" pudieron ustedes querida bruja, meter la ropa para una semana y encima dejaron espacio para traer de vuelta?... Pues yo les contestaré amigos sapos y ranas de todo el mundo... ¡hagan lo que hace cualquier esposa!:... "Métanle 4 franelas a su esposo, unos  jeans y 3 pares de medias y oblíguenlo a llevar los zapatos puestos para que usted use la mitad de su maleta"... (¡sean prácticas e inteligentes,  carajo!... van a Paris).

Una vez que el avión arranca todo está en silencio.  Hay muchos a quiénes como yo, los despegues les ponen los pelos de punta, no vaya a ser que el bendito avión no se alce y caiga de nariz en la pista y nos matemos todos.  Pero una vez que estuvo en el aire, comenzó la aventura... "ruidos, chillidos, alboroto, llorantinas, olor a pañal sucio, etc etc etc..."  y créanme que no me quedo corta cuando les digo que el "bendito avión" debió haber entrado en una turbulencia a ver si más de uno cerraba la boca y se aterrorizaba de nuevo.

Le digo a mi sapito: "papito, ¿que vaina es ésta?... es que vamos en un autobus escolar?"... y Alfried se ríe y me dice: "tu lo escogiste"; (no me quedó más remedio que cerrar la boca por el bien de mi viaje).  Sin embargo 20 minutos después, un niño golpeaba tan fuerte mi asiento por la espalda, que después de 5 minutos me volteé y le pedí amablemente que se sentara bien porque movía constamente mi silla.  El niño tenía unos 6 ó 7 años, y a su madre le importó un pepino mi petición.  Ella seguía con su revista de modas sin importar lo que hacía "su renacuajito lindo".  Diez minutos después, yo estaba VERDE y con la espalda tan disfuncional que tuve que voltearme de nuevo para "sugerirle" al niño que dejara de golpearme.  Tampoco sirvió de nada y entonces mi humor pasó de ser el de "la princesita parisina" a convertirse en "la bruja de Blancanieves".

Como los asientos eran de 3 puestos de lado y lado, yo estaba sentada en el medio porque nuestro vecino de puesto "quería la ventana".  Yo había comprado mi ticket con ventana incluída.  Siempre lo hago y luego debo pelearme con mi marido para dársela en la mitad del viaje.  Pero bueno, la había comprado.   ¡Coño!... era la única mujer y ni siquiera podía pedir la ventana...  Sin embargo y por contribuir a que mi viaje fuera un éxito, me puse "la actitud" de felicidad, paz y amor junto con el perfume, y dejé  que el tipo de unos 50 años, fuera disfrutando su ventana.  Él por supuesto, ya había visto que me había volteado 2 veces para "sugerirle" al niño de atrás que dejara de magullarme la espalda y el trasero,  y se veía un poco incómodo en su asiento.  Total que el español de 50 años me dijo: "El avión está lleno de niños porque van para EuroDisney Paris y están muy emocionados".  Yo respondí para ser educada: "que alegría por ellos porque es muy bonito el parque en primavera, pero el niño de atrás, lo que tiene es un serio problema de FALTA DE PADRES." Y como si ésa bomba no hubiera sonado lo suficientemente fuerte, añadí: "y además tiene una madre que se cree florero.  La próxima vez le meteré un grito para que pase la vergüenza".

Nuestro vecino cincuentón se quedó callado y no volvió a decirnos nada más.  Yo continué brincando en mi asiento y rogándole a los ángeles o a las ánimas o a cualquier individuo sobrenatural que estuviera cerca, que las 2 horas pasaran volando.  No fue así pero al fin el capitán en un inglés espantoso nos dijo:  "estamos sobrevolando la ciudad de Paris, disfrutenla por sus ventanas que en 5 minutos aterrizaremos"... ¡Carajo! ¡Hasta el español cincuentón estaba disfrutando de su ventana y yo no!...

Por fin el avión se para, nos desabrochamos el cinturón y cuando nos paramos para salir del avión, los niños de atrás de nuestros asientos gritaron: "Papa... ¿llegamos al parque ya?"... adivinen quién era el padre de los "niños toro"... ¡mejor ni les digo!... ¡zaz!... agarré a mi marido y salimos volando del avión...

Increíblemente y a pesar de que es un vuelo internacional porque cruzamos de un país a otro, pues no hay aduanas, ni control de seguridad ni una puta persona que te selle el puto pasaporte.  Nada.  Nada de nada.  El aeropuerto de Orly es mínimo (como muchas cosas en Paris) y además tiene unas pequeñas cintas transportadoras para las maletas que si no las agarras pronto, pues tienes que esperar que den la vuelta de nuevo algún día.  Veníamos como con 5000 niños entre 4 y 7 años y encima, no habían carteles que dijeran por aquí hay taxis o por aquí hay autobuses.  Solo había un letrero indicando la salida a la calle ("La Sortie") y uno que decía "ORLYBUS".

Mi marido sabía que debíamos tomar el "Orlybus" para llegar a la ciudad.  Y de ahí tomar el metro para llegar al hotel.  Eso sería un gran ahorro tomando en cuenta de que en Paris los taxis son tan caros como una noche de hotel de 4 estrellas.  Como llevábamos 2 maletas pequeñas y una almohada chorizo para dormir (mi compañera inseparable en los aviones), pues nos lanzamos a la aventura... ¡total!... ¡el metro de Madrid es el más precioso del mundo!...¡Francia debe superarlo!, no?

Y ahí estábamos.  El Orlybus era un autobús mínimo (super estrecho pero larguísimo) que transportaba a todo el mundo desde el aeropuerto hasta una estación de metro cercana como en 30 minutos.  Te pasea por una zona feísima de inmigrantes y completamente abarrotada de excremento de perros parisinos.  Olía a curry, a sudor de "sobaco de viejo", a papas fritas "re-fritas" y a chaquetas mal lavadas, sin embargo, habíamos llegado a Paris... ¡no había cabida sino para sonrisas plenas y besos y besos!...

Nos bajamos en la estación de metro y con maletas en mano, tomamos la foto y nos dirigimos a pedir un mapa para saber en que estación nos bajaríamos.

Ahora y después de mostrarles este mapa, díganme algo... ¿ustedes pueden conseguir algo aquí?... de hecho... ¿ustedes pueden entender algo aquí?...  ¡Este mapa es una mierd....! (con el perdón de mis amigos cultos y lectores ávidos).

Cuando nos entregaron este mapa de 10 x 12 cm de ancho y alto, casi nos infartamos.  Era gratuito si, pero es tan enredado conseguir algo aquí, que usted ni que sea el que lo diseñó,  sabrá para donde coger.  Sin embargo y para que mi marido o yo entráramos en pánico, me senté un momento sobre mi maleta rosada y con mapa en mano, y haciendo uso de todo lo que aprendí en 5 años de traducción e interpretación de francés en la universidad, posé mis delicados ojos aceitunados en cada una de las líneas hasta que dí con nuestra estación.  Estábamos a salvo, no había sido tan espeluznante.

Casi nos caimos de trasero cuando fuimos a comprar los tickets por el precio (2 euros y algo cada uno, un solo viaje), pero suspiramos porque ya estábamos en el "ombligo del mundo"... "en la parada obligatoria de los enamorados"... "en la Cuna de la Sabiduría, de las Artes, de los Letrados y de las Maravillas del Mundo".... y para todo eso... ¡hay que pagar!... ¡de cajón que sí!...

Ahí recibí mi primer golpe duro.  El metro era feo.  Feo no... FEÍSIMO, mal iluminado, asqueroso, sucio y la gente que viajaba en él parecían los actores de una mala película de negros ladrones y adictos.  Yo no soy racista, de hecho, algunos negros son considerados por mí, unos grandes especímenes, pero esto ya rallaba en el colmo de la negrura.  No eran "negros", eran "verdes botella intenso" y otros eran "violeta-azul".  No me quedo corta al decirles que la única blanca que viajaba en el tren era yo sola y encima con el cabello rojo como un escobillón.  No sabía si en algún momento empezarían los tambores y la ceremonia para hacerme un guiso. No para mi sino conmigo, quiero decir.  Y encima estábamos a mil estaciones de la que nos bajaríamos y teníamos que hacer 2 conexiones (transferencias) más para llegar allí.  Era una locura.  Nunca en mi vida sentí claustrofobia.  Pero esta vez, creí que me desmayaría; el olor a podrido y a excremento, no puedo describirlo.

Hágase esta imagen en la cabeza.  Luego levántese del asiento y vaya por un té.  Esta es solo la primera parte de la historia.  En el próximo artículo usted entenderá que necesitaba esta pausa.  No lo dude más.  Tendrá un final feliz porque así soy yo... que me tomo las "margaritas con bastante tequila" hasta en la Capital del Mundo Bello... Así que no llore; no se desanime.  El cuento es feo, pero yo... SOY TODA UNA MUJER DE ESPERANZAS Y FE...

...vaya, vaya... aquí me encontrará luego del tecito caliente y las lagrimitas...¡nos vemos en la segunda parte!...