viernes, 20 de agosto de 2010

Ok, te perdono.

Seguramente usted está cansado de oír a personas cercanas decirle que lo o la perdonen.  Pareciera que el simple hecho de pedirlo fuera una especie de varita mágica a la que usted sacude e inmediatamente usted olvida el dolor, la rabia y la frustración que siente por lo que ha sucedido.  Si usted amigo lector o amiga lectora es como yo, estoy segura de que eso no es tan fácil ni pidiéndoselo como por arte de magia al "Hada Madrina".


He decidido escribir hoy sobre el perdón partiendo de la sugerencia que me hiciese un gran amigo que pasa por momentos difíciles y no haya el tan "codiciado perdón" en su repertorio.  Este es sin duda,  un tema que nos parará los pelos de punta y nos hará recordar cosas que quizás, quisimos dejar en el olvido. Usted decide... quiere leer... o hace click y sale antes de afrontar sus propios recuerdos... ¡Arriésguese!, lo más probable es que usted aprenda algo de mi investigación y comience a entender por qué es tan importante perdonar de "verdad verdad"...


Buscando definiciones de perdón en algunos diccionarios conseguí cosas muy curiosas.  Lo primero que hice fue consultar a nuestro "Papá de los Helados" de los diccionarios, el de la Real Academia Española.  Y lo que dice realmente "apesta": ..."dicho de quien ha sido perjudicado por ello: remitir la deuda, ofensa, falta, delito u otra cosa"... y "exceptuar a alguien de lo que comúnmente se hace con todos o eximirle de la obligación que tiene".


Si ha leído esta definición debe estar pensando lo mismo que yo: "¡estos españoles de mierd... (con el perdón de mi propia familia) no tienen idea de lo que es el perdón!"... pero... yo agregaría, "es que a lo mejor lo saben pero no tienen como expresarlo".


Entonces me topé con una explicación que me dejó mucho más convencida. Leía yo que el perdón "era el acto de liberarse de la pena de la ofensa".  Y ¡zaz!, me dí cuenta de que el que debía liberarse con el perdón no era el ofensor, era uno... ¡y que regalo más maravilloso vi ante mis ojos!.  Al fin, encontré la forma de poder explicarles hoy, lo que el perdón debe ser realmente si queremos que funcione en nuestras vidas.


Conozco muchos casos de ofensas graves que nos dejan heridas profundas y dolorosas.  No se trata ya de si somos hombres o mujeres o heterosexuales o gays.  No conozco a nadie, exceptuando los escritos bíblicos de Jesús, que pueda decir que "perdona con facilidad".  El perdón es algo a lo que nunca queremos llegar, porque de alguna manera estar molestos, furiosos, adoloridos y atormentados nos recuerda que estamos vivos; que esa persona debe pagar por lo que nos hizo.  Y pasamos tiempo pensando el plan que ejecutaremos para vengarnos.  


Si usted es como yo, gastará momentos de su día deseando que al individuo lo pise un tractor y lo deje como una estampilla, le caiga un trueno y lo achicharre o peor aún, venga una bruja más bruja que una y lo convierta en un sapo purulento y lo tire por un pantano asqueroso.  Si usted es como yo, solo cuando pasa el tiempo termina de entender que la "vida solita" acomoda las cosas en su lugar y que no es necesario mover ni un dedito para ello.


Mi amigo decía que por primera vez en su vida había sentido "las mariposas en el estómago" de las que yo tanto hablo en mi blog.  Que por fin, conoció a la "princesita linda" que le quitaba el sueño, y ¡zaz!, sin mayores explicaciones después de que todo iba bien e iban a pasar al siguiente nivel de enseriar la relación, la "rana princesa" decidió que no podía seguir porque él le estaba quitando momentos importantes de su vida, como ir al gimnasio, ver a su padre a quien quería mucho, salir con las amigas, rumbear con gente nueva y no disfrutar a plenitud su juventud.  Y así sin más ni más, esta rana de 33 años, dejó con los "crespos hechos" al pobre sapo que tenía toda la intención (y me consta) de convertirse en Príncipe Azul de Cuentos de Hadas. Al pobre solo le quedó una gran interrogante en la cabeza.  Y con toda la razón.


Otra persona me comentaba sobre el resentimiento tan profundo que tiene en contra de sus padres.   Estoy cansada de oír a psicólogos explicar en televisión que los problemas de los adultos son directamente proporcionales a las carencias que les transmitieron sus padres.  Que muchas veces crecemos sin darnos cuenta de cuánto odiamos o no a nuestros progenitores, estén vivos o muertos, y lo mucho que nos destruye ese resentimiento que no queremos reconocer.   En mi caso, no tuve la suerte de aprender de mi madre "la forma mágica, rápida y duradera" de controlar, manejar y hacer aparecer de inmediato al perdón.  Y creo que no pudo inculcármelo porque ella misma estaba atrapada tratando de descubrir como perdonar  a tanta gente que la hirió y que la hizo infeliz. Así que después de encontrarme huérfana me doy cuenta de que es cierto, muchos de nosotros no podemos sino arrastrar cosas que de niños no nos enseñaron a manejar.


Los budistas creen que nosotros escogemos nuestras vidas antes de ser encarnados.  Que después de venir a este mundo en varias oportunidades, es a través del sufrimiento y del perdón que uno como ser, evoluciona y regresa a la fuente divina de donde provenimos.  Yo creo que su teoría es realmente válida si se toma en cuenta de que a veces de lo que más huimos, es lo que constantemente nos acecha.


Quiero contarles de alguien que conozco que vivió huyendo de las mentiras y de los hombres mujeriegos que como su padre dañaron el concepto que un niño tiene de la "familia feliz". La madre de esta muchacha al parecer debe haber vivido todo "un vía crucis".   Lo más paradójico del cuento es que ella buscó con lupa, al "sapito" más estable y comprometido que consiguiera en este mundo para comenzar un matrimonio y unos hijos. Y así fue. Conoció al príncipe encantador y se casó.  Tuvo una hija y ¡zaz! después de varios años supo que el hombre que dormía con ella ocultó durante casi 3 años que había tenido una hija con otra mujer durante su matrimonio.  Es más, lo supo porque la mujer llamó a su madre para contarle lo que su yerno estaba haciendo.  ¿Pueden creerlo?... ¿Un tipo que duerme 3 años con su esposa y puede dormir tranquilo sabiendo que jamás le ha dicho algo tan grave como eso?... ¿puede creer usted que todo el mundo sabía de esto y ella ni se lo imaginaba?...


Por eso le digo querido lector o querida lectora que el perdón se dice fácil pero se aplica con dificultad.  Que a veces basta solo un segundo para que todos tus esquemas desaparezcan y no sepas ni donde estás parado. Que no todo es blanco o negro y que los grises vienen en tantas escalas de color, que uno no se puede ni imaginar de dónde salieron y a qué tipo pertenece uno.


 Usted se preguntará... ¿Acaso la amiga suya perdonó al tipo de la niñita?... Pues, déjeme decirle que no lo sé.  Que cuando hablo con ella y ella quiere sacar a colación el tema, se oye como si acepta que la vida le puso una prueba y que debe poner sus sueños en una balanza. Que cuando piensa que en esta vida ella debe superar sus más grandes temores para avanzar a la siguiente, por esa razón no lo ha dejado, pero algo evidentemente cambió la forma de ver su realidad conyugal.  Eso debería bastar para usted como lector.  Porque es una lucha constante para encontrar el perdón y mitigar el dolor.


Hablemos ahora del caso de hermanos o hermanas que dejan de hablarse por dinero.  Conozco infinidad de cuentos en que familias enteras están destruidas por herencias, por robos, por falsas acusaciones y por "querer pasárselas de vivos".  En todas las familias hay cuentos como estos.  Siempre hay "algo" que conlleva a que el rencor crezca y el "perdón" sea cada vez más lejano. A esto debe sumarle el rencor que acumulamos por políticos corruptos, por presidentes fascistas, por profesores de baja moral y  baja ética y así la lista podría ser interminable.


El perdón no es un simple mecanismo para liberar de culpa a quien nos ofendió.  El perdón es un mecanismo que nos ayuda a ser libres de la amargura y la tristeza que dejó esa acción en nuestros corazones.  Uno como ser humano, cuando entiende esta realidad puede decidir perdonar a alguien que nos ha dañado aunque esa persona no esté arrepentida ni esté buscando nuestro perdón.  Lo más grandioso que descubrí en mi investigación, es que es uno el que decide liberarse porque nuestra intención al perdonar no es hacerle un favor a quien nos hirió, es simplemente que nosotros tengamos paz y podamos vivir bien.  El ofensor... que vea qué carajos hace con su vida...


¡Dioxxx!... les cuento que esto de perdonar (porque de bolas que he tenido mis momentos de salir corriendo), lo he aprendido por ensayo y error y me ha llevado años.  Si hubiera leído y comprendido estas palabras hace tiempo, me hubiera ahorrado llorantinas, que se me cayera el pelo (literalmente), y que me sintiera tan sola. Porque siempre creí que perdonar era "jugar a ser el bueno de la película" y hacerle un favor al que tanto nos causó dolor; pero no es así... perdonar significa pasar la página y no pensar más en eso porque ya no se sufre, porque ya no se le concede importancia.  La peor parte con toda seguridad la cargará el que nos ha agredido... el que tiene que vivir con la culpa de sus ofensas si es que no se perdona a sí mismo... ¿Ahora entienden?... ¿Ya lo sabían antes que yo?...


Si usted en este momento de su vida siente algún resentimiento y no sabe cómo dejarlo ir, simplemente trate por un momento (aunque sea ¡arrechísimo!) de ponerse en los zapatos de la otra persona.  Usted puede que descubra dos cosas...1) el tipo o tipa no quiso hacerlo pero lo hizo porque es un idiota sin remedio o 2) es un completo "hijo de put..." que actuó a consciencia y que merece una paila de azufre y mierd... en el infierno..


En ambos casos, usted tendrá la razón y no podrá cambiar lo que ya ha ocurrido, porque igual "todo se echó a perder" y usted necesita su tiempo de duelo, de sufrir, de llorar, de quejarse y de ver películas imbéciles mientras se llena de carbohidratos.  Nadie le está diciendo que se ponga en sus zapatos y sea tan bueno como "Jesucristo".  ¡Por Dios!... seamos realistas... ¡los cachos duelen!... ¡las mentiras que hayan podido decirnos nuestros padres destruyen!...y ¡las puñaladas traperas de nuestros hermanos destrozan! y encima... ¡hay  tantas otras cosas horribles que nos hacen!...


Pero consuélese pensando que después de ese tiempo que usted tomará para sufrir, para olvidar a esa mujer que lo cambió por un gimnasio y por una rumba, a ese esposo que traicionó a su mujer por un "polvo" o a ese hermano o hermana que quiso pasarse de vivo y salir ganando de una situación "X", el tiempo le dará a usted el privilegio de dejar ir el rencor si usted así lo decide.  El poder está en usted y no necesita psicólogos ni amigas brujas,  ni programas de televisión que le den "la pastilla para perdonar"


Hay muchos que dicen algo muy trillado:  "yo perdono pero no olvido"... si usted ha perdonado es posible que si olvide la ofensa, aunque no literalmente.  Lo que quiero decir es que cuando se perdona, las cosas dejan de doler y de importar, y si le pasa como a mi, usted dejará de recordarlas porque dejaron de ser importantes.  Es lo que yo diría, un "olvido a medias"... ENTIENDA... el perdón no produce amnesia, pero produce la satisfacción de saber que si así lo decidimos, podemos dejarlo todo en el olvido muy convenientemente... Y entonces uno se siente liberado y fresco... y se ha curado del dolor... Así que en consecuencia, usted ya no recuerda a esa persona y si lo hace, (depende del tamaño de la ofensa sufrida), usted ni siquiera querrá tenerla cerca, porque simplemente DEJO DE SER IMPORTANTE PARA USTED...


Por eso insisto, hablar de perdón y que la gente le diga..." ¡Ay ya, pero perdona a ese hombre!" se dice fácil cuando la gente no sabe lo que uno siente por dentro.  Si uno no ha tenido su duelo, su guayabo, su borrachera, su depresión, sus 10 kilos de más, su caída de cabello o tantas otras vainas, seguramente usted no podrá pasar al siguiente nivel. Por eso mi consejo, aunque cruel, es que viva su dolor y lo explote al máximo en la intimidad de su hogar o con el apoyo de sus amigas brujildas.  Una vez que ya haya llorado bastante y que ya se le hayan acabado las reservas de tequila y se sepa todas las rancheras de memoria (hasta las más horrorosas), trate de "evolucionar" y de buscar el perdón... Pero hágalo con el fin de que su vida sea mucho mejor... y si aún puede, hágalo también para que ésa persona salga de su vida si así se amerita.  

Estoy COMPLETAMENTE CONVENCIDA de que hay gente que no merece segundas oportunidades.  Soy de las que piensa que aunque mucha gente cree que uno no puede escoger a la familia (aunque los budistas creen que si y yo también), usted puede tomar la decisión de dejarlos al margen de su vida, como simples EXPECTADORES.  Que como dice Ricardo Arjona "no es bueno el que ayuda, sino el que no jode".

Hay muchos sapitos y ranitas en el charco de la vida, para que usted escoja uno mejor.  La persona que lo destrozó es el que está jodido porque no solo cargará con ese KARMA y puede que en la otra vida le toque de "rata" o de "cucaracha" sino que además va a perderse de alguien tan INTERESANTE COMO USTED y va a ir a llorar pal' Valle cuando sepa lo que perdió...

No pierda la esperanza querido amigo o querida amiga... El perdón llegará... no se ENGANCHE... deje que el tiempo pase y que todo lo que la gente debe recoger, sea porque la vida así lo ha dispuesto... No ocupe su tiempo en vengarse o en lastimar... aproveche ese tiempo y quiérase más, consiéntase más; cómprese aquello que siempre quiso y pensó que era gastar la plata en tonterías... LA VIDA NO ES QUE SEA UNA SOLA, PERO ÉSTA ES LA QUE TIENE EN EL PRESENTE... ¡haga lo mejor que pueda con ella!



2 comentarios:

  1. Totalmente de acuerdo con tus reflexiones, aunque difiero en algo. Perdonar no puede ser olvidar la ofensa, agravio, traición o lo que nos haya casi matado porque si no se recuerda lo que a uno le hicieron pues no hay manera de evitar volver a caer. Me explico: le prestas tu carro nuevecito a tu mejor amiga, la tipa va y lo vuelve mierda, tu carro aún no tenía seguro. Después del luto, la negación y todos esos procesos pones en la balanza y decides que ella es tu amiga de toda la vida, que la perdonas, que eso fue un accidente que te pudo pasar a ti misma peeeero, cuando alguien más quiera que le prestes el carro, debes pensarlo dos veces. Es decir, perdonaste aquello, lo olvidaste en alguna forma, es decir, sacaste el rencor de ti pero si no aprendiste la lección de nada te vale.
    Si, el perdón es un proceso muy arrecho y no debe verse como una exculpación instantánea, ni como un favor, es un arma liberadora para quien lo otorga (¿será este el verbo correcto? ¿no será más bien algo como procesa, experimenta, decide?), porque efectivamente uno vive más feliz, libre y más alerta, con muchas horas de vuelo para evitar "tropezar dos veces con la misma piedra".

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  2. Tu como siempre tan acertada y tan preciosa...

    Por eso es que me refiero al "olvido a medias", que prefiero pensar es mucho más tranquilizador. Imagínate la ventaja que para muchos tendría que en la farmacia se vendieran "pastillas para perdonar"... quizás así menos personas sufrirían de arritmias, cáncer, infartos, depresiones y pare usted de contar.

    Lo que si me parece es que uno debe CAER para aprender a LEVANTARSE. Porque si no, no hay manera de evolucionar...

    Es a aquellas personas que conozco que optan por el perdón a las que quiero parecerme. Perdonar es casi un trabajo diario si tomamos en cuenta que vivimos en un mundo que pierde día a día los valores más bellos como la honestidad, la elegancia y la sinceridad de las acciones...

    Menos mal que hay personas como tú en mi mundo, que me recuerdan que la gente hermosa por fuera y por dentro se encuentran en los lugares más inesperados y que la esperanza de vivir una vida más tranquila y más liberadora, es lo último que debe perderse...

    T.Q.M.

    Compra tu pasaje y vente conmigo para LA CASA... Te compraré los tequilas que quieras... (ja ja ja)... ¡No carajo!, ¡mejor no..! después tus hijas me ahorcan cuando su madre no quiera regresar... ja ja ja

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