Mis amigas que me conocen de toda la vida y otras tantas que de un tiempo para acá se han hecho grandes amigas, saben que soy una mujer de teorías. (Yo agregaría que de "buenas teorías y pocas amigas"...) Muchas de esas teorías son infundadas en sus mismas experiencias, y que gracias a la memoria privilegiada que Dios me dio, puedo en algunos momentos echar mano de ellas y sacar algunas moralejas.
Está por casarse mi gran amiga que vive en Nueva York desde hace muuuuucho tiempo. La "Neoyorzuela", (mezcla de lo mejor de Nueva York y Venezuela), es una de mis amigas más queridas, mejor comprendidas y más inteligentes. Ella ha tenido la suerte o quizás la desgracia de besar infinidad de sapos. Dependiendo del cristal con que se mire, ella es una de esas heroínas que nos recuerdan que "la vida te quita, pero la vida te da". Y por supuesto, pertenece a la "Generación C" (de treinta y tantos).
Antes de que ella se mudara de Valencia (Venezuela) a Barcelona (España) y luego brincara a Nueva York a reencontrarse con el amor de su vida, tuvo que besar una gran cantidad de sapos que jamás llegaron a convertirse en príncipes. ¿La razón?... quizás un 30% de suerte, un 30% de cosas de la edad, un 30% de buscar lo que no era bueno para ella y ese 10% que todas poseemos cuando nos gustan los chicos malos de la película porque están "más buenos".
Cuando brincó para Nueva York, en busca de unas vacaciones deliciosas al lado del tipo que le quitaba el sueño, entre tanto insomnio... salió en estado. Tuvo que reconsiderar sus opciones, terminar el postgrado en España y mudarse con todas sus ilusiones a Nueva York. La cosa pintaba bien. El tipo la adoraba, era estable, tenía un gran trabajo y una gran personalidad; en fin, mucho en común. Nació el bebé, a ella le llegaron sus papeles de "gringa legal" y la vida parecía color de rosa. Pero... (y como siempre digo), siempre hay un pero... comenzaron los gritos, los rollos económicos, celos y mil cosas más que solo ellos saben en esta historia.
La Neoyorzuela tuvo que parir casa, mudarse, buscar trabajo, criar a su hijo y todo el rollo tan espantoso de que te alcancen los reales viviendo en un país extranjero sin tu madre y sin tus amigas. Además, hay que añadir a este "coctel del desastre", el hecho de la tristeza de sentirse sola, vivir prácticamente como una madre soltera y tratar de perdonar. Como en la mayoría de los casos, "el sapo" que alguna vez ella creyó que se transformó en príncipe azul, era un sapo de pies a cabeza. Había que amenazarlo con ir al "Social Security" (o quien sabe como se llame el dichoso organismo gringo en donde se denuncian a los padres irresponsables) para que el "sapo en cuestión" se dignara a mandar el cheque acordado de manutención y las respectivas visitas. Porque después de que el hijo era de ambos, de alguna manera era de ella y del viejo vibrador.
Pero para princesas como mi amiga, la vida depararía algo mucho mejor después de tantos "sapos simpáticos y cautivadores que jamás pasaron por la transformación esperada". Llegó un tipo que de "sapo nada y de genuino mucho". A él no lo conozco, pero por supuesto, los detalles los da ella . Su tipo real de carne y hueso es completamente humano, nada de frivolidad y un tremendo padre sustituto. Es esperanzador ver como en el caso de ella, dejó de creer que había que tener el "príncipe azul soñado", cuando la mujer que si vivirá feliz (aunque nunca se sabe si para siempre), debe buscar al compañero que le haga experimentar la palabra más grandiosa que una relación de pareja pueda poseer: Tolerancia.
Para exponer abiertamente mi teoría de la convivencia duradera, debo aclarar que el punto más importante no es "el amor" como siempre se ha pensado. Nuestras madres pasaron al menos 15 años diciéndonos todos los días que "hay que estar enamorado", que "el amor lo puede todo" y tantas otras pendejadas que no nos preparan para la vida en el mundo real Es cierto que una mujer OBLIGATORIAMENTE debe casarse muy enamorada. Tan enamorada debe casarse, que antes de dar el SI, debe pensar en 3 segundos que dormirá y tendrá sexo con el mismo tipo por los próximos 40 años. Si esa prueba de fuego es completada con éxito... ¡Cásese! porque usted ha completado el 35% del paquete que se lleva a casa.
Sin embargo, la gente no se conoce hasta que vive junta. Y créame que no importa cuanto tiempo se haya visitado la casa del novio o de la novia; que tanto se sepa de si el tipo es un cerdo o no... ¡usted nunca estará preparado para lo que va a experimentar el próximo primer año de casados!
Resulta que el tipo que siempre fue "recontra exigente" con que usted no se montara con los zapatos sucios dentro de "su carro", sale de la ducha todos los días dejando el interior sucio y maloliente en el piso. El tipo encantador que ayudaba a su mamá a sacar la basura o a echarla por el bajante del edificio, JAMÁS a menos que usted le grite, va a hacerlo por voluntad propia.
Su carro (es decir, el de él), siempre seguirá siendo "su carro", pero el suyo, créame que el suyo también siempre será y estará a la disposición de él. Le garantizo que el primer año, su galán esposo no tendrá barriga. Tratará de mantenerse plano (si es que alguna vez estuvo así), para que el sexo sea regular y usted se sienta que se casó con "el papacito". ¿Y de la nevera?... pues le cuento que los estantes de la puerta de la nevera son exclusividad de las "cervecitas". No se engañe pretendiendo que usted podrá poner sus cremas de dormir ahí para que estén "friítas" por la noche, o alguna que otra pintura de uñas para que se le mantenga diluída y le dure el color por dos semanas. ¡Eso no va a ocurrir!... se necesitará un milagro para que alguna vez usted vuelva a ver los estantes de la puerta de la nevera, vacíos.
Así como estos pequeños detalles, hay miles. Le cuento que ni aunque pase unos tres mil años a su lado, el marido suyo bajará la tapa de la poceta, y usted gastará el equivalente a dos tercios de su día a la semana, en bajar la tapa y en estirar los lacitos de los adornos tan lindos que le hizo su abuelita.
¿Y si su marido es un tipo metrosexual?... Perro!, (mejor agárrese duro que esto es de lo peorcito de los casos de unión). Allí empezará usted a dudar a partir del segundo día de llegar de la Luna de Miel, si hizo lo correcto. Créame que el dinero que usted posiblemente gana porque se ha quemado las pestañas estudiando idiomas, derecho, arquitectura o ingeniería, no le va a servir de mucho.
Uno nunca sabe si su novio es realmente metrosexual. Uno está ciego y enamorado y nadie se atreve a decirle si ha notado algo raro con su novio. Uno ha visto al tipo cuando la pasa recogiendo por su casa y casi siempre están bañados, afeitados e impecables. Pero la realidad es querida amiga, que usted no sabe cómo ese ser llegó hasta ese resultado. Usted no sabe si se compra sus propias cremas, suavizante de bebé para la ropa, su propia espuma de cabello, colonia, brillo de uñas ¡o qué se yo qué!... Usted solo ve el resultado final y le gusta. Es más... usted agradece y le cuenta a sus amigas lo rico que huele "su sapito"; lo bien vestido que está y lo acomodado que tiene su carrito. Usted piensa... ¡Dioxxxxx, que suerte tengo con mi sapito lindo!...
Pero, casarse es harina de otro costal. Cuando te casas, "el sapito lindo y pechochón" deja de vivir con su mamá que seguramente le "alcahuetea" todito. Pasa a vivir con usted y se descubre que es tan pichirre que empieza a usar su crema de dormir y de despertarse, su "champú rosadito", su espuma de afeitar de "melocotones suavizantes importada " y además, quiere que hasta sus" interiorcitos" estén lavaditos con suavizante de bebé.Y esto simplemente ¡APESTA!... De hecho, uno se siente traicionado.
En cuanto va a comer con las amigas (si es que su nuevo marido lo aprueba, porque ésa es otra vaina más), llega con un "llantén" quejándose de que ellas son unas traidoras que nunca le abrieron los ojos sobre las evidencias tangibles de que su futuro marido sería un completo metrosexual. Usted no puede sino odiar a su mamá que jamás la amarró de la silla para que no se casara; a su suegra que le vendió a su hijo como "un sapito macho, vernáculo y con pelos en el pecho" y a usted misma por estar tan ciega y por gastarse lo que ha reunido en un año para que venga su maridito nuevo y se gaste sus cremitas anti arrugas y anticelulíticas...
Nada de esto es inventado. Una cosa es soportar que se pelee todas las mañanas porque su marido no puede asociar la tapa de la pasta dental con el tubo y otra cosa muy distinta es que quiera usar su crema de "fresas y champaña de Victoria´s Secrets" que le trajo su hermana de Miami. Por más enamorada que esté, usted jamás podrá aceptar que su marido tenga el cutis más perfecto, el trasero más firme y las manos más suaves...
Allí es que empezarán los problemas. Acabo de demostrarle amiga lectora, que el amor no es el ingrediente más importante en la compleja receta de "vivir en pareja". No siempre los "sapitos" (por muy rico que huelan) son tan lindos porque la genética metió sus ancas y los salvó de la fealdad extrema. Para ser un príncipe, debe gastarse mucha cremita, mucho desriz de cabello y nada de fregar platos.
¿Ahora comprende que la tolerancia es lo más importante que tiene que llevar para el altar?... ¿puede ver que no son inventos de una amiga bruja, cruel y malvada que quiere quitarle los sueños de encontrar "príncipes azules"?...
Si esto no la ha convencido, pues escríbame o llámeme. Con gusto le daré el teléfono de mi amiga en Nueva York, quien estará más que encantada de contarle sus peripecias y abrirle los ojos. Ella no es ni pelirroja ni bruja, y su credibilidad no puede ser puesta en duda. Y nuestra generación, es quizás la prueba más fehaciente de que "mientras más sapos se bese, más oportunidad se tendrá de encontrar príncipes". NO HAY PARA DONDE AGARRAR... fuimos las niñas de los 90 que coleccionábamos películas de Walt Disney Studios (Cenicienta, La Bella Durmiente, Anastasia y otras más) que solíamos poner una y otra vez en el "Betamax" o el "VHS"...
Jajaja! Nunca me he casado, pero por lo que he visto y oído, todas estas palabras son ciertas! Muy acertada esta bruja, como en sus otros escritos ;) Un abrazo!
ResponderEliminarBrujilda, esta muy bueno esto. No me quisiera imaginar lo que me depararía con mi sapo!
ResponderEliminarMejor Bombilla... hazte a la idea de que tu sapo siempre será sapo y que es muy probable que la cosa empeore... como nos a pasado a todas... ja ja ja
ResponderEliminarDurandal, prepárate... hay que tener aguante y nunca perder la esperanza...! También un abrazo para tí...
corrección de una profesional de la traducción...
ResponderEliminar"nos ha pasado a todas"...